Ahora más que nunca cobra sentido que los adolescentes estudien lo que quieran; no hay nada peor que mirar atrás y arrepentirte por haberte pasado la vida haciendo algo que no querías. Por ello, hay que animar a la gente a que estudie la carrera que quiera.

Yo estudié Filología Hispánica y cuando llevaba unos años dando clase me di cuenta de que eso no me gustaba, pero no encontraba la salida para dejarlo. Me gustaba escribir, pero no podía vivir solo de eso. Todo el mundo me decía que me dejara de bobadas y siguiera dando clase y cada día que lo hacía mi luz interior se iba apagando más, hasta que la salud me dio unos cuantos avisos en 2017 y decidí dejarlo todo y ponerme escribir. Me mudé de ciudad y de país y aposté por mí.

Ahora soy feliz escribiendo y mis libros se venden en todo el mundo a través de Amazon. Solo puedo pensar que ojalá lo hubiera hecho antes. Espero que mi experiencia sirva para que los jóvenes aprendan y no se pasen la vida haciendo algo que no quieren. El camino no es fácil, pero merece la pena… ¡No renuncies a tus sueños!